27 modelos de formación profesional para un mismo proceso de selección

Desde su lanzamiento hace poco más de dos años, la formación profesional dual ha tenido una acogida relativamente buena entre centros de estudios y empresas, pero las diferencias normativas entre las comunidades autónomas están dificultando su implantación, sostiene la Fundación Bertelsmann, que acaba de suscribir un convenio con Bankia para impulsar el sistema en España.

“El marco legislativo es muy abierto, lo que permite que comunidades autónomas y empresas muy diferentes encuentren encaje en él”, dice Juanjo Juárez, delegado de la Fundación Bertelsmann en Madrid. “Sin embargo, esa amplitud está generando también un exceso de variedades y tipologías que dificulta la adopción del sistema por parte de compañías que operan a nivel nacional”, añade.

La FP dual es una modalidad de enseñanza de estilo alemán que permite a los estudiantes alternar su tiempo entre clases teóricas en el centro educativo y prácticas laborales en una empresa. España introdujo esta opción en su sistema educativo en noviembre de 2012 para reducir la carencia de mandos medios en las compañías y las altas tasas de paro juvenil (actualmente en el 52%).

Desde entonces, ha tenido un éxito relativo. Entre 2013 y 2014, el número de alumnos matriculados en FP dual se duplicó hasta los 18.000, según un estudio de IESE publicado en febrero pasado. En el mismo período, los centros de estudios que ofrecen esta modalidad pasaron de 175 a 357 y las compañías participantes se triplicaron hasta las 1.570.

A pesar del avance, la penetración del sistema continúa siendo testimonial, ya que según el informe, sólo el 1% de los jóvenes españoles escogen esta opción como modalidad formativa, un porcentaje mínimo comparado con el 42% en Alemania o el 14% en la Unión Europea.

Juárez opina que parte del problema reside en la normativa. El decreto de 2012 establece un marco general, pero deja que cada comunidad autónoma fije las condiciones de los contratos o convenios.

Como consecuencia de ello, hay comunidades como Cataluña, donde las empresas están obligadas a dar de alta a los aprendices en la Seguridad Social y pagarles un porcentaje del salario mínimo en función de las horas trabajadas, y otras como Andalucía, donde las compañías no están obligadas a pagarles nada.

Según Juárez, esa enorme variedad es un handicap para empresas que operan a nivel nacional, ya que para cubrir un mismo puesto tienen que lidiar con 27 modalidades diferentes de contratación, una por cada comunidad autónoma.

Pese a los inconvenientes, Juárez asegura que el modelo ha sido bien recibido por las grandes empresas en la medida que responde a su necesidad de personal cualificado para cubrir puestos técnicos. “Seat lleva años apostando por este modelo en Cataluña, mientras que otras están entrando recién”, apunta y cita los casos de Repsol, Iberia, Indra, NH y la firma de outsourcing Arvato.

Iberia, por ejemplo, ha suscrito un convenio con el centro de formación profesional Raúl Vásquez de Madrid, en virtud del cual tiene 20 aprendices en su centro de mantenimiento de motores en Barajas, mientras que Indra está capacitando a 20 jóvenes en su laboratorio de software en Ciudad Real.

El reto, según los expertos, está en popularizar el modelo entre las pymes, que componen el grueso del tejido empresarial español. Juárez señala que esto pasa por formar dentro de las pequeñas empresas tutores que sean capaces de diseñar los currículos con criterios pedagógicos, coordinar los programas con los centros de enseñanza y supervisar su ejecución.

“El rol del tutor es crítico porque es la persona encargada de realizar el trasvase de los contenidos curriculares del centro educativo a la empresa. El problema es que las compañías no tienen personal con experiencia pedagógica, hay que formarlo. Además, quien asuma ese rol tiene que ser alguien que pueda dedicarse a tiempo completo”, afirma.

En ese sentido, la fundación está coordinando con las Cámaras de Comercio la organización de un curso de formación de tutores, cuya primera edición podría impartirse a la vuelta del verano.

Los expertos temen también que las empresas se aprovechen del modelo para sustituir personal asentado y bien remunerado con mano de obra joven, cualificada y barata. Al respecto, Juárez indica que la fundación es partidaria de una mayor regulación. “La empresa debe tener claro que la FP dual es un instrumento para formar profesionales, no una opción más para contratar. Para nosotros, esa parte debería de estar más regulada”, mantiene.

En cuanto a la remuneración, opina que esta debería de ser proporcional a la contribución del aprendiz al proceso productivo de la compañía que lo acoge. “Es importante buscar un equilibrio entre formación y trabajo”, apunta. “Si la empresa tiene un tutor al que está pagando, no debería tener que pagar una beca muy elevada al joven. Pero si el joven está pasando más tiempo en la planta de producción que en el aula, entonces se entiende que el gasto para la empresa es menor y, por lo tanto, debería remunerarlo mejor”, precisa.

Fuente: Cinco Días, 04.03.15 – Ir a la noticia

 

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