«En Alemania tenemos un contrato de tres años y aquí es imposible»

Un acuerdo entre la empresa privada y la UGR facilita que catorce titulados en Enfermería, Fisioterapia y Terapia se vayan al país germano a trabajar

«Me costó decidirme. Ha habido ocasiones cuando hemos estado aprendiendo alemán que he pensado en no irme. He pensado en abandonar». Son las palabras de Alejandro García Cerpa, un titulado en Fisioterapia que terminó sus estudios en la Universidad de Granada (UGR) en julio. El próximo día 11 se irá a Alemania con un contrato bajo del brazo.

Son 14 jóvenes y dentro de algo más de tres semanas viajarán juntos hasta la localidad alemana de Bad Wiessee para incorporarse a la plantilla de enfermeros, fisioterapeutas y ‘ergoterapeutas’ (terapeutas ocupacionales en España), contratados por Medical Park AG.

Son los primeros que hacen las maletas gracias al acuerdo firmado entre estas clínicas de rehabilitación y la universidad granadina, un convenio por el que la empresa germana se comprometía a sufragar los gastos de un curso intensivo de alemán a aquellos alumnos que posteriormente se marchasen a trabajar con ellos. La UGR los forma para ejercer una profesión y después deben abandonar la provincia e incluso el país.

Estos catorce jóvenes, recién titulados, se mudan al país germano con un contrato de trabajo de tres años, renovable, un idioma nuevo aprendido (con el nivel B2 acreditado por el Centro de Lenguas Modernas que imparte los cursos) y sobre todo, con la garantía de tener tras de sí el respaldo de su universidad y de una empresa.

El ir con todo programado y con un grupo de personas que conocen es una ventaja, como reconoce Alejandro García Cerpa. «Hemos formado una pequeña familia», dice. Para este joven granadino lo más complicado hasta el momento ha sido el idioma. «He tenido muchas dificultades y me ha costado mucho. Se me dan mal los idiomas», admite. Por eso, no esconde que ha tenido momentos de bajón. De cara a su vida en Alemania, de al menos tres años porque si se vuelven les sancionan, asegura temer al frío. Lo de vivir solo y demás no le crea mucha incertidumbre.

Para María José Chans, graduada en Enfermería por la universidad granadina, que terminó su carrera en julio, también fue complicado decidirse. Se va porque en España no hay nada. «No hay opciones ni en la empresa privada ni en el sector público. En lo privado no hay ningún sitio en el que te ofrezcan tres años y el sueldo que en Alemania y para lo público piden puntos que no tenemos porque no tenemos experiencia», lamenta. «En España tres años de contrato es prácticamente imposible», insiste.

En alemán solo sabía decir «hola», «gracias» y poco más… y eso de las veces que había viajado allí. Pensaba y confiaba cuando empezó a estudiar Enfermería que la crisis hubiera pasado cuando terminara y tendría alguna opción en Madrid al menos, pero no ha sido así.

Medical Park ha costeado el curso de alemán de cada alumno, que tiene un precio que roza los 6.000 euros. Los estudiantes, ya graduados, han tenido que hacer un importante esfuerzo y demostrar su compromiso. Han recibido 540 horas de formación que han tenido que compaginar con su último curso de carrera y con el trabajo de fin de grado. «Los últimos meses han sido una pesadilla», comentan algunos de los estudiantes.

Tras hacer este camino, el día once de enero vuelan hacia Alemania. El doce estarán trabajando con un sueldo de 1.200 euros netos al llegar y 1.600 en cuanto homologuen su título. Durante el periodo inicial tienen pagado además el alojamiento y la comida, y cuando terminen los tres años de contrato una prima de 10.000 euros. Van graduados en enfermería, fisioterapia y terapia ocupacional. En el último caso solo una persona.

¿Fuga o emigración?

Antonio Salmerón, su profesor de alemán, ha hecho las veces de docente y de psicólogo durante estos meses. Él es hijo de emigrantes y les ha dejado clara la diferencia entre pertenecer a la generación del ‘vente pa’ Alemania Pepe’ y la de la ‘fuga de cerebros’. Ellos están sobradamente preparados. Viajan con sueldo, domicilio y puesto de trabajo fijo. Entre todos han acuñado una especie de ‘mantra’ que se repiten los unos a los otros para tratar de espantar la morriña y los miedos que lleva implícita esta aventura. «Kopf hoch !, Kein Stress !, Langsam aber sicher !». O lo que es lo mismo «Cabeza alta, fuera estrés, lentos pero seguros».

Esta semana hacen la prueba del B2 en el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad granadina. 2015 lo iniciarán en España, pero pronto lo cambiarán por la cultura alemana.

«Al principio nos daba mucho miedo. Todo era tan bueno que pensábamos que había trampa. Buscamos por todas partes la letra pequeña. Pero a lo largo de estos meses la empresa ha cumplido. Salimos de aquí con el contrato firmado y con las condiciones claras. Y el respaldo tanto de la Universidad como la actitud del gerente de las clínicas, Christian Gores, que ha venido a hablar con nosotros, a dar la cara, en varias ocasiones, también nos ha tranquilizado», destacan algunos de los universitarios.

Ya hay un segundo grupo de 13 alumnos estudiando alemán para seguir la estela de estos 14 ‘valientes’, según los califican desde la propia empresa. Por el momento, ellos tienen trabajo para los próximos tres años.

Fuente: Ideal.es, 16.12.14 – Ir a la noticia

 

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